La Disfemia para los logopedas es una gran rival, para la familia es un gran defecto y síntoma de tontería y para el entorno es sinónimo de burla.
Y es que contra la Disfemia luchamos todos, pero sobretodo la persona que lo padece (que si eres niño puede pasar, no sin ser el raro del que todo el mundo se burla, pero si eres adulto eres el pobre tartamudo) que diariamente tiene miedo a expresar todo lo que por su mente pasa por culpa de los parones, las repeticiones y las burlas que ha tenido que soportar siempre.
Para los padres, profesores y personas que tienen en su entorno una persona con tartamudez diré que no es necesario completar la frase de la persona cuando se atasca, ni repetirle la palabra cuando no puede decirla o la dice mal, tampoco sirve el presionarle para que hable o el reprocharle que no sabe hablar con su edad. Porque todas esas cosas, que hacemos sin darnos cuenta, son las que acaban forjando el carácter y agravando toda la situación.
El pensamiento de la persona que tartamudea se centra siempre en no tartamudear, por lo que no fijarse tanto en su expresión y hacer otras cosas mientras esta hablando son cosas que pueden mejorar. El otro día descubrí un juego que podría ser interesante. Os lo dejo por aquí:
Los pasos son sencillos, solo tienes que tener a mano una baraja de cartas y ganas de jugar. El juego consiste en ir tirando las cartas y decir una frase que tenga el numero de palabras que aparezca en la carta. Podemos complicarlo restringiendo el tema de la frase, diciendo por las letras que debe empezar la primera palabra o todas las cosas que se os ocurran.
¿Qué tontería de juego, no? Pues no, porque de ésta manera dejamos de fijarnos en que decimos y pensamos en cuantas palabras debemos decir. Es una manera simple de hablar sin que todo esté centrado en qué decimos.